30 noviembre 2011

Alubias jamoneras


Vivía en un pueblo una anciana que, habiendo recogido un plato de alubias, se disponía a cocerlas. Preparó fuego en el hogar y, para que ardiera más deprisa, lo encendió con un puñado de paja. Al echar las alubias en el puchero, se le cayó una sin que ella lo advirtiera, y fue a parar al suelo, junto a una brizna de paja. A poco, una ascua saltó del hogar y cayó al lado de otras dos. Abrió entonces la conversación la paja:
Y respondió la brasa:
-Amigos, ¿de dónde venís?
Dijo la alubia:
-¡Suerte que he tenido de poder saltar del fuego! A no ser por mi arrojo, aquí se acababan mis días. Me habría consumido hasta convertirme en ceniza.

La proposición gustó a las otras dos, y todos se pusieron en camino. Al cabo de poco llegaron a la orilla de un arroyuelo, y, como no había puente ni pasarela, no sabían como cruzarlo. Pero a la paja se le ocurrió una idea:

-También yo he salvado el pellejo; porque si la vieja consigue echarme en la olla, a estas horas estaría ya cocida y convertida en puré sin remisión, como mis compañeras.
- No habría salido mejor librada yo, -terció la paja-. Todas mis hermanas han sido arrojadas al fuego por la vieja, y ahora ya no son más que humo. Sesenta cogió de una vez para quitarnos la vida. Por fortuna, yo pude deslizarme entre sus dedos.
 - ¿Y qué vamos a hacer ahora? -preguntó el carbón-. Yo soy de parecer, -propuso la alubia-, que puesto que tuvimos la buena fortuna de escapar de la muerte, sigamos reunidos los tres en amistosa compañía, y, para evitar que nos ocurra aquí algún otro percance, nos marchemos juntos a otras tierras.

La proposición gustó a las otras dos, y todos se pusieron en camino. Al cabo de poco llegaron a la orilla de un arroyuelo, y, como no había puente ni pasarela, no sabían como cruzarlo. Pero a la paja se le ocurrió una idea: 

-Yo me echaré de través, y haré de puente para que paséis vosotras.
Tendióse la paja de orilla a orilla, y el ascua, que por naturaleza era fogosa, apresuróse a aventurarse por la nueva pasarela. Pero cuando estuvo en la mitad, oyendo el murmullo del agua bajo sus pies, sintió miedo y se paró, sin atreverse a dar un paso más. La paja comenzó a arder, y, partiéndose en dos, cayó al arroyo, arrastrando al ascua, que, con un chirrido, expiró al tocar el agua. La alubia, que, prudente, se había quedado en la orilla, no pudo contener la risa ante la escena, y tales fueron sus carcajadas, que reventó. También ella habría acabado allí su existencia; pero quiso la suerte que, un sastre que iba de viaje, se detuviese a descansar a la margen del riachuelo. Como era hombre de corazón compasivo, sacó hilo y aguja y le cosió el desgarrón. La alubia le dio las gracias del modo más efusivo; pero como el sastre había usado hilo negro, desde aquel día todas las alubias tienen una costura negra.  
Cuento "La paja, la brasa y la alubia" de los hermanos Grimm. 

Comienzan a llegar esos días en que apetece un plato caliente en la mesa: las temperaturas bajan, el sol apenas se deja ver y cuando llegamos a casa, el estómago reclama su elixir para recuperar ese calorcito perdido desde que por la mañana abandonamos las mantas. En otro post ya comenté mi desmesurada afición por las alubias, legumbre que en esta ocasión vamos a utilizar como ingrediente protagonista de un plato que puede considerarse único por la combinada ingesta de legumbres, verduras y proteínas. Eso sí, aunque la elaboración es muy sencilla, la inversión en tiempo es elevada debido a que vamos a cocer las alubias en un caldo creado exclusivamente para ellas.

A la hora de hacer caldo, necesitamos una olla a presión. Que yo sepa, hay dos tipos de ollas: la denominada rápida o bombeada (con pitorro chucu-chucu de toda la vida) y la súper-rápida, que suele tener un mango-tapa con posiciones de cocción. Yo recomiendo para estos casos la rápida porque suele exprimir mejor los sabores. Pero también os aseguro que sale perfectamente en una olla súper seleccionando el modo 1 o alta presión. 

Ingredientes (sólo para el caldo):
* Un pimiento choricero seco (importantísimo, da un sabor especial)
* 300 gramos de lonchas gordas de jamón. Preferiblemente con alguna veta de grasa para dar más sabor. Yo suelo comprar los tacos de serrano que venden en Mercadona porque su peso es el adecuado y no suelen ser magros del todo.
* 2 zanahorias medianas
* 1 puerro
* 1 cebolla dulce pequeña
* 4 dientes de ajo
* 1,8 litros de agua
* Aceite de oliva virgen extra y perejil

Elaboración del caldo:
1. Haciendo un corte por la mitad con un cuchillo afilado, quitamos las pepitas y el rabo del pimiento choricero desecado. Una vez limpio, lo sumergimos en un plato con agua durante aproximadamente una hora para que se hidrate. Es muy importante que quede cubierto del todo, ya que tiende a flotar. En la foto os muestro el antes y el después, por si acaso las instrucciones del fabricante os indican otro tiempo distinto.


2.  Lavamos y pelamos las zanahorias, el puerro (fuera la parte verde) y la cebolla. Ojo, no digo por ninguna parte picar: las verduras se dejarán enteras.

3.  Partimos el taco de jamón en lonchas gorditas para una mejor manipulación.

4.  Pelamos los ajos y les partimos por la mitad. Una vez estén el resto de los ingredientes preparados, hacemos un sofrito de los ajos con aceite de oliva. El recipiente adecuado para realizar esta operación puede ser una sartén o en mi caso la misma olla donde luego vamos a elaborar el caldo.


5.  Una vez que los ajos comiencen a coger color, agregamos los trozos de jamón y el resto de ingredientes, incluido el agua. Cuando la mezcla comience a cocer, tapamos y cocemos durante 1 hora (¡sí, una hora!). Retiramos del fuego y esperamos a que deje de salir vapor por la válvula y el recipiente no abrase.

6.  Abrimos la olla y rescatamos los trozos de jamón ya cocidos, colocándolos en un plato aparte. Para poder escurrirlos mejor, nos ayudaremos de una cuchara para servir pasta o una espumadera. Limpiamos los trozos de la grasa o parte blanca. Yo recomiendo aparte picarlo en pequeñas porciones o mejor aún, en hilitos como muestro en la foto.



7. Trituramos con la batidora el resto de ingredientes y el caldo. El resultado será un líquido espeso lleno de sabor. Rectificamos de sal en el caso de que sea necesario.

Una vez cocinado el caldo, llega el momento de mezclarlo con las alubias y el jamón, que volvemos a agregar a la olla. En el caldo resultante (aproximadamente 1,5 litros) caben  dos botes de alubias precocidas de 400 gramos cada uno. Yo utilizo estos botes porque, aparte de la comodidad, son de la variedad judiones de la granja, que son un poco complicados de adquirir en crudo. Podéis añadir cualquier tipo de alubia, pero siempre ya cocida con anterioridad. El tiempo de cocción en el caldo+jamón será de 10 minutos.

Mirad qué plato más rico y qué pinta tiene. Por supuesto, se puede congelar con total tranquilidad y me parece una buena opción para llevar en un tupper al trabajo (con un único plato cubrimos nuestras necesidades nutricionales), siempre y cuando nos pongamos la ración justa. 

Con este receta participo en el concurso de recetas de otoño de Entrando en la cocina con Claire.

3 comentarios:

Marta dijo...

Éstas alubias tienen una pinta estupenda. Me gusta mucho la receta

Anónimo dijo...

Bueno,bueno. Esta receta tengo que hacerla un día que pueda estar tranquilo en la cocina. Ya me estoy relamiendo (alubias+ jamón= éxito seguro).
Buena suerte en el concurso.
Kapov.

Anónimo dijo...

En los ingredientes falta el ingrediente principal - ALUBIAS!

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